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A Marruecos a bordo de auténticos Santanas

Hace aproximada dos años, el Club Santanaligero empezó a plantear un viaje. Pero, ¿cómo debía ser ese viaje? Pues como en otras ocasiones, con su misma filosofía, ¡la de la aventura 4x4!.

A Marruecos a bordo de auténticos Santanas

Hace aproximada dos años, el Club Santanaligero empezó a plantear un viaje. Pero, ¿cómo debía ser ese viaje? Pues como en otras ocasiones, con su misma filosofía, ¡la de la aventura 4x4!. Pero esta iba a ser tal cual, ya que pretendíamos bajar a Marruecos, pero no como un paseo de clásicos, sino como 4x4 puros y duros que son estos coches fabricados en la ya extinguida fabrica de Linares. Así explica su peculiar aventura Roberto Crespo, Presidente de este club que aglutina una buena parte de la historia 4x4 de este país.

Si hace 30 años, la gente se movía con estos coches, por qué no nosotros en la actualidad. La mayoría de los integrantes de este viaje tiene coches modernos, pero como personas un tanto incomprendidas de la sociedad, preferíamos bajar en estos coches, duros, sin A/A, con direcciones extremadamente duras, con frenos algo justos y con unas ballestas que ayudan a pagar la hipoteca a cualquier amigo fisioterapeuta, y con unas velocidades de vértigo que son incapaces de superar la velocidad legal de cualquiera de nuestras carreteras. Pero ahí estábamos, con una ilusión tremenda que puede mover montañas. El planteamiento del viaje era sencillo, llegar a Merzouga a disfrutar de las dunas. Otra prioridad fundamental era que la velocidad la marcaba el más lento y si uno rompía, rompían todos.

Algo que tienen de bueno estos coches en Marruecos es su facilidad para encontrar recambios, aunque por si acaso, y por gentileza de dos patrocinadores del Club, Todox4 y Talleres de hijos de Juan Jesús Luna, nos prepararon un pack de recambios para posibles averías.

Con estas premisas emprenderíamos el viaje, y nuestro punto de partida fue en Algeciras, ya que había gente que llegaría desde Vitoria, Palencia y Madrid. En total fueron 7 coches los que finalmente se enfrascaron en esta aventura, 3 Santana Ligero, un Santana Serie III, un Santana Serie II, un Santana 109 militar y un Land Rover Defender TD4. Ahí estábamos el viernes 15 de abril a las 14:00h en Algeciras. Ya no había vuelta atrás, más de uno decía ¡estamos locos! Y no es para menos, le íbamos a añadir 4.000 km al marcador de nuestros coches, algo que muchos es lo que hacen al año, y nosotros en 10 días.

El viernes lo utilizamos para pasar el estrecho, y poder emprender el viaje en territorio Marroquí el mismo sábado. Ese mismo viernes, ya teníamos ajustado con una persona de allí el tema del cambio de divisa, que puntual y muy formal efectúo la operación, y encima a un inmejorable cambio.

Ya el sábado 16 emprendimos el viaje, en este día, teníamos una etapa larga, ya que debíamos llegar a Midelt para hospedarnos en Kasba Asmaa. Al comienzo de la etapa conocimos a una pareja (Edu y Mamen) que iba también a Merzouga, ellos iban en un camión con una célula y decidieron acompañarnos en el viaje y hacerlo juntos, la verdad una compañía de lo más agradable. Durante todo el día hicimos un viaje tranquilo sin ningún sobresalto, haciendo una parada en Meknes para comprar las ultimas provisiones en el Marjane y comer entre los coches en el parking. Llegamos a Midelt echada la noche, ya con unas ganas locas de dejar ese maravilloso asiento. Cenamos comida típica y nos improvisamos una sobremesa al estilo español.

Ya estábamos en el domingo 17, era una etapa corta para llegar a Merzouga, continuamos el viaje, entre nosotros teníamos un paisaje espectacular, inusual para nuestros ojos en las que los árboles brillaban por su ausencia. Paramos a comer en un maravilloso oasis con miles de palmeras en el Valle del Ziz. Después de una comida tranquila, continuamos el viaje hasta llegar a Erfoud, ahí paramos a repostar y ya cogimos la ansiada pista que nos llevaría a Merzouga (estábamos artos de circular por carretera). Desde Erfoud, por pistas rápidas, íbamos a lo máximo que podían dar nuestros coches, estábamos como chavales el día de los Reyes Magos, todos disparados dirección Merzouga con una sonrisa de oreja a oreja. Fueron 60 km de pista intensísimos, y en el primer bancal de arena, como cerdos en una charca, todos allí metidos, se notaba que había ganas de arena. Finalmente llegamos a Kasba Letouareg donde pasaríamos viarios días y lo tendríamos como campamento base de nuestras excursiones. Perfectísimo el trato recibido en Kasba Letouareg por parte de Hassan y toda la plantilla de la Kasba.

Ya el lunes 18 por la mañana hicimos nuestra primera ruta, consistía en rodear el Erg Chebbi, en un total de 150 km, pero debido a la tormenta de arena y que uno de los coches se quedo en tracción 4x2, resultaba imposible continuar. Decidimos salir del río de arena y volver al hotel, este Ligero fue ‘eslingado’ por nuestro maravilloso coche de apoyo improvisado el Land Rover Defender TD4, que iba remolcando al Ligero sin inmutarse. Ya en el hotel vimos que la avería no era tal, ya que simplemente era un exceso de grasa en uno de los liberadores de las ruedas delanteras. Subsanado el problema el martes 19 volvimos a emprender la misma ruta, esta vez, si la conseguimos terminar, no sin pasar por una fuerte tormenta de arena que no te dejaba ver a 5 metros y entre el viento lateral y el río de arena, avanzamos muy lentamente, auxiliando además a un Suzuki Vitara que había desllantado. Paramos a comer en un oasis y continuamos la tarde por pistas rápidas. Fue un día completo, tuvimos, dunas, ríos de arena, tormentas, pistas rápidas, oasis, etc…

Al salir del oasis tuvimos que pegar un empujón a un perezoso Toyota Land Cruiser que quería hacer trabajar a sus acomodados viajeros, los cuales se debieron quedar impresionados al ver semejante tropa de antiguallas pasar a su lado sin inmutarse, con esa buena marcha que tienen. Al tran-tran un Santana llega donde te propongas.

El miércoles 20 planteamos ir a repostar a Erfoud y hacer una ruta por pistas rápidas y descansar de masticar arena de las tediosas tormentas de arena que había ese día en Merzouga, en las que los botes y los saltos fueron nuestros acompañantes durante todo el día. Ya a la vuelta, nos paramos a ayudar a tres motoristas de los cuales uno venia con fiebre y agotando sus ultimas fuerzas, no pudo superar un bancal de arena, cayendo hasta dos veces, por que no podía aguantar el peso de su BMW. Les ofrecimos todo lo posible, desde medicamentos, comida, agua, hasta llevarle la moto hasta donde necesitasen, ya que llevábamos más conductores que coches.

El jueves 21 fue un día intenso de dunas, unos salimos tempranito, y otros se incorporaron después ya que los niños, no merecían sufrir con tanto madrugón. Disfrutamos como enanos, los 4 coches que salimos pronto, hasta que una ‘olla’ se nos cruzo en el camino y nos hizo palear más de la cuenta, algo que era previsible, pero que con el ritmo que llevamos los españoles, nos estresaba eso de tener que esperar y es cierto lo que decían los lugareños ‘la prisa mata’. Poco a poco salieron los coches y continuamos el día, parando a comer en el hotel desde donde unos decidieron ir haciendo las maletas, y otros, después del ultimo sorbo del café de la sobremesa, salimos a volver a surfear por las dunas, esta vez sin ningún atranco, y pasando de duna a duna, como si hubiésemos nacido allí, como no íbamos pasar el día sin hacer la obra buena del día, y allí en el horizonte vimos un VW Touareg empanzado, y fuimos, y nuevamente al tran-tran, sacamos a este melillense de la arena y hasta le enseñamos a utilizar los controles electrónicos de su coche y a limpiar el filtro de aire para su correcto funcionamiento. Vamos, todo un curso avanzado en 5 minutos.

El jueves 21 comenzamos la andadura de vuelta, hasta Fez. Un viaje que se hizo algo pesado al llegar a la zona de Ifrane ya que pasamos de estar a 30º en Merzouga a los 5º en la zona de montaña. Parada para abrir el grifo de la calefacción que va ubicado en el bloque motor, ya que se hacia un poco incomodo. El gasoleo de mala calidad, junto con la climatología y la altitud, hacia que bajasen las prestaciones de nuestras monturas, y añadido una tromba de agua a unos 50 km de Fez, hizo que llegásemos algo cansados por la especial atención que había que prestar a la carretera.

Al llegar al hotel, ya una vez aparcados los coches, unos a cenar a un restaurante típico, otros querían quedarse a cenar en el hotel por cansancio, pero el restaurante estaba cerrado, y se unieron al grupo de los que íbamos al McDonald’s, si al McDonald’s, con tres niños en el grupo, estos estaban deseosos de comer comida ‘conocida’ y como se portaron como machotes en todo el viaje, era merecido darles ese premio, que tanto a os pequeños como a los mayores nos supo como un restaurante de la guía Michelin.

Al día siguiente, de camino a Tanger, se presentaba como una etapa tranquila, que se trunco con una salida de la carretera de uno de los Ligeros, debido a la cantidad de suciedad de la calzada y de la lluvia que había caído. Sin consecuencias para su ocupante, y algunos daños estéticos para su coche, nos pusimos todos manos a la obra para sacar el Ligero de la cuneta, como si de expertos en rescate se tratase, allí nos pusimos a cortar el trafico para meter en medio de la calzada al Defender y al Serie II (los dos coches que llevaban cabrestante). Estaba tan resbaladiza la calzada que les tuvimos que agarrar por detrás al guardarrail, por que se escurrían al tirar del Ligero. Saliendo de la nada se incorporo un gendarme a ayudarnos a controlar el trafico y a seguir nuestras indicaciones : Increíble.

Finalmente, pudimos terminar nuestra aventura sin grandes percances, solamente la salida de carretera y una parada por un problema de frenos de otro ligero que fue subsanado en Erfoud sustituyendo la polea del depresor que se quedo sin dentado. Por lo demás, sobresaliente mecánicamente. Se nota que estos coches están hechos para rodar y no parar, sea la situación que sea, aunque la mayoría de los coches superasen los 30 años de edad. Increíblemente no hubo que utilizar nada de los repuestos cedidos amablemente por Todox4 y Talleres de hijos de Juan Jesús Luna.

Y una vez llegados cada uno de los ‘aventureros’ a su lugar de residencia, ya están deseosos de la segunda ‘Transmorocco’ del Club Santanaligero.

El club quiere dedicar estas aventura a la propia Marca ‘SANTANA’ que recientemente ha cesado su producción y finalmente parece que desaparecerá, aunque en el corazón de muchos sigue existiendo como su aliado de aventuras.

Más información:
• www.santanaligero.com

Fuente: http://4x4digital.com/portal/2011/05/a-marruecos-a-bordo-de-...

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